Un protector solar es un preparado destinado a proteger de los efectos nocivos de la radiación UV del sol. Los ingredientes activos contenidos en los protectores solares son compuestos químicos que, o bien reflejan y dispersan los rayos UV nocivos, o los absorben y disipan la energía que contienen sin causar daño.
En todo el mundo, las regulaciones gubernamentales determinan los compuestos químicos que pueden utilizarse para este fin, y cómo pueden utilizarse (concentración permitida).
Los compuestos que reflejan y dispersan los rayos UV son óxidos metálicos como el óxido de cinc y dióxido de titanio. Estos deben ser revestidos para evitar que participen en las reacciones químicas de la luz solar (generación de radicales libres), que podría reducir la eficacia de protección solar.
Los compuestos que absorben y disipan la energía de los rayos UV sin causar daño son orgánicos, son a menudo llamados filtros UV. Estos también participan en evitar la generación de radicales libres.
Los foto-estabilizantes son compuestos orgánicos que ayudan a evitar que los filtros UV pierdan su eficacia en absorber la luz del sol. Algunos de ellos ayudan a estabilizar las moléculas del filtro UV a nivel estructural y geométrico a través de electrostática y por interacciones de van der Waals, lo que los hace menos propensos a ser afectados en las reacciones químicas. Otro tipo de estabilizadores de filtros UV actúan ayudando a disipar la energía de los rayos UV con mayor rapidez, por lo tanto, reducen o incluso eliminan la posibilidad de una reacción química. Este proceso se llama transferencia de energía, y puede tener lugar cuando el filtro UV y el foto-estabilizante intercambian electrones incluso a distancia, como un transmisor de radio envía una señal a un receptor cercano.
De esta manera, los filtros ultravioletas son liberados y pueden hacer su trabajo de proteger a la piel de los rayos nocivos, mientras que el foto-estabilizante hace el trabajo de eliminación de la energía.
Los productos modernos de protección solar contienen filtros UV y uno o más foto-estabilizadores. Esto hace que sean mucho más efectivos que en el pasado para proteger la piel, tanto de las quemaduras solares y del envejecimiento como de otros efectos negativos de la radiación UV.
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