La escama o costra es dura, seca, y áspera, y se la suele identificar mediante el tacto más que la vista. En ocasiones causa picazón, o produce una sensación de puntadas o dolor. La piel puede inflamarse y enrojecerse a su alrededor. En forma infrecuente, la queratosis actínica puede sangrar.
Esta alteración o lesión de la piel se desarrolla lentamente y por lo general alcanza un tamaño de 3 a 6 mm. Al poco tiempo puede desaparecer, para reaparecer más tarde. Por lo general pueden observarse varias queratosis actínica al mismo tiempo.
La queratosis actínica suele aparecer en la cara, las orejas, el cuero cabelludo, el cuello, el dorso de las manos y antebrazos, los hombros y los labios, es decir en las zonas del cuerpo que están más expuestas a la luz solar. Tienden a ser planas y rosadas o sobreelevadas y ásperas.
La queratosis actínica puede ser el primer paso en el desarrollo del cáncer de piel. Es, por lo tanto, un precursor del cáncer o precancer.
Si se tratan precozmente, casi todas las queratosis actínica se pueden eliminar antes de que se conviertan en cáncer de piel. Pero si no son tratadas, aproximadamente entre un dos y un cinco por ciento de estas lesiones pueden progresar hasta un carcinoma espinocelular.
De hecho, algunos científicos en la actualidad afirman que la queratosis actínica es la forma inicial de dicho carcinoma. Estos tipos de cáncer generalmente no constituyen un peligro de muerte, siempre que sean detectados y tratados en sus etapas iniciales. Pero en caso de que esto no suceda, pueden agrandarse e invadir los tejidos circundantes. En raras ocasiones, producen metástasis y se extienden a los órganos internos.
Extraido del original: Queratosis actinica, el pre-cancer màs frecuente.
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