El examen histológico revela que la piel envejecida presenta internamente reducción de todos sus componentes, a excepción del extracto corneo que ya es fino.
La epidermis es delgada, la dermis es más delgada, con reducción de todos los componentes de la matriz extracelular, fibras de colágeno, fibras elásticas, glicosaminoglicanos (GAG), en particular, el ácido hialurónico, los vasos sanguíneos se dilatan y las fibras de colágeno se vuelven más delgadas y muy separadas entre si.
La red de elastina y colágeno se desorganiza. La unión dermo-epidérmica se aplana debido a la pérdida de fibras de elásticas y a la reducción de la laminina 5y del colágeno IV y VII.
La unión entre la dermis y la epidermis se afloja, dando el aspecto de que “sobra” piel.
Por último se observa reducción de la secreción sebácea y sudoral.
Hasta el momento no hay datos fiables sobre las diferencias entre la piel envejecida y la de adultos en lo que respecta al contenido de agua. Un estudio relativamente reciente, por medio de espectroscopia Raman revela un aumento en el contenido total de agua, apoyando la teoría de que hay más "agua libre" presente en la dermis superior de las personas envejecidas.
En las mediciones de la pérdida de agua transepidérmica (TEWL) llevadas a cabo en personas mayores no sólo no muestran un aumento, sino que en realidad revelan un ligero descenso, con independencia de la localización anatómica.
Los estudios bioquímicos y ultraestructurales revelan que la disminución de la regeneración de la función barrera con la edad está relacionada con la perdida en la capacidad de síntesis de lípidos.
La piel pálida, probablemente es el resultado de una pérdida en la capacidad de melanogénesis, ya que la densidad de melanocitos disminuye progresivamente durante la edad adulta. Sin embargo una vascularización alteradas también puede contribuir a la palidez de piel.
En las mujeres post menopáusicas, la composición y cantidad de esphingolopidos del estrato córneo también está muy alterada.
Los cambios histológicos asociados con la piel fotoenvejecida son mucho más espectaculares y varían en mayor o menor grado debido a variaciones de los tipos de piel y los niveles de exposición.
Las alteraciones muestran claramente la penetración de los rayos UV en la epidermis y en la dermis superficial.
Los rayos Infrarrojos penetran en la hipodermis y podría participar en una menor medida en el fotoenvejecimiento.
La epidermis es más delgada, algunos queratinocitos se caracterizan por atipia y falta de polaridad, especialmente en las capas inferiores de la epidermis. El contenido de melanina es mayor y está dispersa irregularmente.
El elemento más característico de la piel fotoenvejecida es la elastosis actínica que se forma en la dermis superficial, donde en lugar de una red de finas fibras elásticas como en la piel joven, se observa la acumulación anormal de amorfos de elástica.
La dermis reticular está menos dañada, pero el nivel de las fibras de colágeno se reduce.La disminución de colágeno tipo I y III también se observan en la piel intrínsecamente envejecida con la edad, sin embargo, estos descensos se aceleran en las regiones expuestas al sol.
La elastina disminuye con la edad, sin embargo, en la piel expuesta al sol aumenta la cantidad de elastina en proporción a la cantidad de exposición al sol.
El efecto de estos reordenamientos fibrosos y alteraciones, es una dermis que es menos elástica, menos resistentes, más laxa, y propensa a las arrugas.
En general, la población de células de la dermis aumenta con el fotoenvejecimiento.
En general numerosos fibroblastos se infiltra en áreas de inflamación. Los fibroblastos se vuelven alargados y la microvasculatura se altera y las paredes de los vasos se espesan.
Extraído y traducido del original.
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