La
piel es uno de los órganos más grandes del cuerpo , por lo cual es
afectada significativamente por el envejecimiento y la menopausia .
Los
cambios sostenidos y significativos que se producen en la piel se
deben a factores que afectan individualmente a cada componente y
estructura de la piel.
Un
receptor de estrógeno ha sido detectado en los componentes celulares
de la piel .
En
consecuencia, el metabolismo se ve influenciado por el estado
hipoestrogénico de la menopausia, y conduce a cambios en el
colágeno, alteraciones en la concentración de glicosaminoglicanos y
lo más importante, en el contenido de agua . Todas
estas alteraciones son compatibles con el envejecimiento cutáneo.
Los
cambios en el colágeno
de la piel conducen a la disminución de elasticidad y firmeza.
El
colágeno se puede medir por métodos directos, tales como biopsia de
la piel y la medición del espesor, el que se encuentra disminuido
después de la menopausia hasta en un 30%.
La
reducción de glicosaminoglicanos
conduce directamente a la reducción de ácido hialurónico y el
contenido de agua,
lo cual influye en la turgencia de la piel . Estos efectos sobre los
glicoaminoglicanos han sido demostrados en estudios con animales y
rápidamente puede ser revertido con tratamientos específicos.
La
suma total de estos efectos sobre la piel conduce a las formación de
arrugas, manifestación típica de la piel envejecida. También puede
haber más vello facial, adelgazamiento, manchas marrones, piel más
sensible, fina y con vasos sanguíneos dilatados .
De
todas maneras, ingredientes como péptidos, vitaminas, alfa hidroxi
ácidos (AHA ) o antioxidantes pueden ser utilizados para mejorar el aspecto pero siempre teniendo en
cuenta la concentración para evitar irritación porque se trata generalmente de
pieles sensibles.
Fuentes
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