El envejecimiento se volvió una preocupación constante actualmente. En el inicio del siglo, la longevidad era mucho menor, siendo el promedio de vida del hombre 50 años.
Hoy se vive hasta los 80 años con tranquilidad, y por eso, envejecer es más problemático porque el número mayor de personas llega hasta la tercera edad.
Al mismo tiempo que crece la expectativa de vida, se valora cada vez más la juventud. Joven y bello son cualidades consideradas como ideales y las personas sufren mucho debido al envejecimiento.
El envejecimiento está caracterizado por el desgaste de los diversos sectores del organismo, que genera alteraciones en su funcionamiento, pues los desgastes se van sumando hasta volver incompatibles con la vida.
Muchas teorías existen para intentar explicar el enjecimiento.
Se sabe que hay una participación genética, observada en ciertas razas y familias donde las características propias son observadas en relación al envejecimiento y a la longevidad, una vez que son los genes que determinan el proceso del envejecimiento.
Sin embargo, los radicales libres también participan del proceso, originando las reacciones químicas que ocasionan el envejecimiento, principalmente la oxidación.
Estas reacciones desencadenan los procesos nocivos para el organismo y son influenciados por las radiaciones, enfermedades, humo y estrés. Además, las alteraciones hormonales, la falla o deficiencia del sistema endócrino participan en las alteraciones propias del envejecimiento.
El sistema inmunológico, responsable por el procesamiento de las defensas del organismo también se desgasta con el pasar del tiempo.
Son las funciones inmunológicas, principalmente aquellas relacionas a la inmunidad celular que al volverse ineficientes, propician al anciano un mayor número de procesos infecciosos, inflamatorios y carcinogénicos.
La piel, como mayor órgano del cuerpo humano, también presenta señales de envejecimiento que se vuelven evidentes debido a su característica de envoltura. En relación a esto, el envejecimiento cutáneo puede ser dividido en envejecimiento intrínseco y fotoenvejecimiento.
El primero representa aquel común a los órganos, y el segundo, más intenso y evidente, es lo que ocurre debido a los daños causados por la radiación ultravioleta.
El envejecimiento causado por la edad es más suave, lento y gradual, ocasionando daños estéticos menores. Mientras que el fotoenvejecimiento es más dañino y agresivo para con la superficie de la piel, siendo responsable por las modificaciones tales como las arrugas, espesamientos, manchas y el propio cáncer de piel.
En el caso del cuero cabelludo, una parte específica de la piel humana, se percibe más fina y con menos irrigación sanguínea con el pasar del tiempo, causando, una disminución en la cantidad de cabello (rarefacción). Con la rarefacción sufrida, el cuero cabelludo se queda más expuesto al sol y a las radiaciones ultravioleta (UVR), que puede desencadenar tumores en el área.
Otra ocurrencia notada en el cuero cabelludo es la aparición da canicie (emblanquecimiento del cabello) que empieza alrededor de los 35 años en la raza caucásica (caucasoides), a los 45 en los orientales (mongoloides) y después de los 55 en los de la raza negra (negroides).
En esta fase de la vida lo más común es que ocurra la caída por motivos metabólicos y nutricionales. Como el individuo siente menos hambre en este rango etario, menos nutrientes llegan al cuero cabelludo.
Como la circulación también disminuye, menos nutrientes llegan a través de la corriente sanguínea.
Forma parte de la prevención en el proceso de la caída la alimentación equilibrada y rica en hierro, zinc y vitamina B12. Los alimentos más indicados para sanar esta deficiencia son las carnes, leches y mariscos.
La alimentación saludable y los cuidados generales con el cabello son esenciales, tales como no abusar de los tratamientos químicos y de aparatos que agreden demasiado las astas capilares.
Con relación al género masculino y femenino, existe una diferencia cuanto a las quejas; los hombres se quejan más del desaparecimiento del cabello, esto es, de la rarefacción. Mientras las mujeres, además de la queja, reclaman también del cambio de la calidad del cabello, como afinamiento y la quiebra más fácil (fragilidad). Para prevenir estos problemas, los cuidados básicos deben considerar los pequeños procedimientos.
Lavar el cabello en días alternados y con agua fría (temperatura alrededor de 24oC). Utilizar productos de buena calidad (shampoo y cremas). Evitar el uso de tratamientos químicos agresivos.
Utilizar productos que tengan filtro solar siempre que se exponga al sol. Mantener el cabello lo más suelto posible para evitar problemas con la tracción.
Con relación a los productos tópicos anti envejecimiento, además de los shampoos, de cremas con filtro solar e impermeabilizantes derivados de las siliconas, podemos tener lociones que estimulan la vascularización del cuero cabelludo y que la mantengan hidratada y con mayor capacidad regenerativa.
Articulo original publicado en
Cosmeticsonline.
